4 ene 2010

MUJERES VESTIDAS DE PAISANOS? ... ¡JAMAS!
No es novedad que la ausencia de varones, principalmente entre la gente mayor, dificulta la formación de parejas (hombre-mujer) en los grupos de danzas y que eso obliga, en muchas ocasiones, a bailar entre mujeres, cosa que en las clases y en las peñas, se ve como algo normal, pero que no debería serlo.
Nuestras danzas folklóricas, representan un juego de conquista del hombre para con la mujer y ya eso lo dice todo.

Es entendible que las mujeres que no cuentan con una pareja quieran darse el gusto de bailar un gato o una chacarera y no teniendo otra alternativa, bailen con otra mujer. Digamos que hasta aquí se puede hablar de una licencia obligada por las circunstancias pero que siempre debe guardar sus reservas, como que cada una cumpla con las figuras correspondientes a las mujeres y ninguna asuman el papel de varón.
Es lamentable ver en muchas oportunidades a mujeres vestidas de paisano. Ningún director o directora de grupos representativos debería permitir tal cosa.
Si sobran mujeres que se las divida en grupos con cada varón con que se cuente y si no hay varones, que se preparen cuadros con coreografías sólo para mujeres u otra alternativa, pero la dama debe siempre jugar el papel de dama, salvo algún momento de buen humor donde todos nos podemos tomar algún tipo de licencia.  
Por más que se compare a una muy buena bailarina con un muy mal bailarín, las diferencias físicas saltan a la vista; entonces lo mejor es que cada uno cumpla con su papel.
Y para terminar con ésta, mi personal y polémica manera de entender la danza y del papel que debe representar cada sexo, quiero marcar que tampoco la zamba se debe bailar entre mujeres, casi que ni entre desconocidos se lo debe hacer.
Para bailar una zamba hay que sentir una cosquilla interior que haga aumentar los latidos del corázón, de otra manera no tiene sentido bailarla. En la zamba como en ninguna otra danza debe haber un juego de conquista y una comunicación (las miradas, el juego de pañuelos, la mímica, etc.), que no dejen la menor duda sobre el enamoramiento, que puede durar lo que dura ese baile, pero que debe existir.
Ante lo expresado muchos y muchas dirán: -entonces ¿las que no tienen pareja se deben quedar con las ganas de bailar zamba?- y la respuesta es que así debería ser; ¿o acaso no se quedan con las ganas de bailar un buen tango o un romantico bolero cuando no tienen un hombre para hacerlo?
Lamentablemente lo cotidiano nos ha llevado a perder la capacidad de asombro.
¿Que diría el profesor Pedro Berruti si viera estas anormalidades?, siendo que él dedicó un artículo al buen gusto con en que el varón debía ir a buscar a la dama, llevarla a la pista de baile y devolverla al lugar donde la fue a buscar, con toda la cortesía del mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me gustaría saber más sobre este tema